sábado, 16 de abril de 2011

LO SUPERORGANICO. Kroeber





LO SUPERORGANICO
Por A. L Kroeber

                Lo Orgánico y lo social, es una de las formulaciones antitéticas que más confusión ha generado. Una razón es el predominio de la idea de evolución, cuyo campo más firme lo ha tenido en el ámbito de lo orgánico mediante las ciencias biológicas. La civilización o progreso humano, es aparentemente similar a la evolución de las plantas y de los animales; lo que hace que sea inevitable aplicarle los principios de la evolución orgánica. Sin embargo, refutar el intento de ver lo social como algo orgánico y de entender la civilización como resultado de la herencia, es la idea principal de este documento.

Hay muchas diferencias entre los aspectos orgánico y social, por ejemplo; en la evolución orgánica, por regla general, los rasgos de una nueva especie se adquieren por la pérdida o modificación de órganos o facultades existentes. El proceso de la civilización, en cambio, es producto de acumulación, lo antiguo se mantiene, a pesar de lo nuevo. En lo social el cambio y el progreso tienen lugar mediante la invención, sin alteración en la constitución orgánica. Hay aspectos de nuestra vida y constitución que proceden de la naturaleza, a través de la herencia como los rasgos físicos y mentales y otros, nada tiene que ver con ésta.

 Otra diferencia es que cuando se origina una nueva especie, ésta muestra rasgos completamente distintos a los de la especie de la cual se originó, empero cuando la especie humana realiza un invento, todos son capaces de beneficiarse de él, aunque no tengan el menor parentesco sanguíneo.  En otras palabras, la evolución orgánica está ligada a procesos hereditarios; la evolución social no lo está necesariamente. El ser humano aunque cambie de medio ambiente, su cuerpo permanece inalterado, no como los animales que tienen que cambiar para adaptarse, la superioridad psíquica es una condición indispensable para lo que es peculiarmente humano: la civilización, pues es ésta la que nos induce a construir casas, encender fuego, vestirnos. Esta es la distinción primordial entre animal y hombre: lo orgánico y lo social, no lo mental y físico. La bestia tiene mentalidad, nosotros cuerpo; pero en la civilización el hombre tiene algo de lo que la bestia carece: cultura. El lenguaje de los animales es hereditario, está restringido a sus instintos, el del humano es adquirido, es social.

                La herencia no mantiene ni ha mantenido ni una partícula de la civilización humana.  El animal no puede retener impresiones permanentes en cuanto especie, por ello no tienen sociedad, ni historia. El hombre contienen dos aspectos diferentes: es una sustancia orgánica y un animal social, no puede negarse ni uno estos elementos.

                El lente de la biología en su intento de tratar lo social como orgánico o la civilización como hereditaria, trae negativas que dominan la mentalidad popular. Aparecen líderes del pensamiento y de hombres, dedicando sus vidas a la IGUALDAD de todos los hombres, es decir, igualdad de capacidad de las razas. La cuestión de creer que las diferentes razas tienen cualidades peculiares de un resultado congénito tiene muchos aspectos que se relacionan con las condiciones de vida y con concepciones que tienen relaciones emocionales, lo que hace que sea difícil encontrar una predisposición imparcialmente abstracta. No obstante, es posible comprender que puede darse una explicación completa de las llamadas diferencias raciales en causas no orgánicas y de civilización y también llegar al reconocimiento de que el simple hecho de que el mundo suponga que tales diferencias sean congénitas no quiere decir que sea cierto. 

Sin embargo hay un cambio en el punto de vista mental y emocional, una inversión absoluta de la actitud implicada, cuando se pide a la concepción de hoy en boga que considere  LA CIVILIZACIÓN COMO ALGO NO ORGÁNICO. La raza solo ve una colección de individuos, pero lo social no es simplemente una suma de individuos, vas más allá de lo individual. Las diferencias congénitas solo pueden tener efectos limitados en el curso de la civilización. Todos los inventores de instrumentos o descubridores de pensamientos sobresalientes, si bien eran hombres de capacidad poco habitual, su invención o descubrimiento no nacen de la estructura de ellos en sí, sino de una civilización que se encuentra preparada para utilizar dicho conocimiento. Todas las personalidades si bien no son idénticas, si son potencialmente iguales en capacidad, debiéndose sus distintos grados de realización a distintas valoraciones de acuerdo con el ambiente social que le rodee. Lo social no es reducible a lo mental, sólo existe después que una determinada clase de mentalidad está en acción. Hay una especie de interacción sociedad/individuo, individuo/sociedad, porque el hombre tiene voluntad, emociones y cognición y por ende puede transformar la estructura social, sin embargo, igualmente la sociedad transforma al individuo. Las ciencias sociales no niegan al individuo, se niega a ocuparse de la individualidad.

El estudio de lo social desde una perspectiva histórica, no puede emprenderse desde la evolución orgánica, porque el individuo comprende dos aspectos que si bien inició con la evolución orgánica hubo un punto en el que se separó de ella y surgió el aspecto social, que no tiene antecedentes en los comienzos de la evolución orgánica, comienza tarde en el desarrollo de la vida, su punto exacto de origen es desconocido, pero este origen se produjo en una serie de formas orgánicas: en la facultad mental: el eslabón perdido, que no es un eslabón de cadena, sino un salto a otro plano.

Ciertamente el ser humano no puede estudiarse desde el lente biológico porque es un ser social  que tiene cultura y ésta no puede ser individual, los hombres y mujeres vivimos regidos por normas y valores que dirigen nuestra conducta. La perspectiva biológica ha ocasionado racismo, distinción de género entre nosotros mismos que si bien existen, ha sido tomada para alimentar perjuicios que sólo llevan a la intolerancia entre la misma especie. Somos la única especie sobre el planeta tierra con la capacidad de dominar la naturaleza, teniendo como única defensa no  las garras, ni las escamas, ni los dientes, ni la fuerza, sino nuestra capacidad de invención, nuestra cultura, pero lamentablemente esta capacidad se ha salido de control o ha sido utilizada para beneficios de pocos hombres, hasta el extremo de estar destruyendo nuestro propio planeta.

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