Vivir sin fecha de caducidad
¿Sabríamos vivir sin la obsolescencia programada?
Germán R. Udiz
ActiBva
rebelion.org
La obsolescencia programada supone la planificación consciente por parte del fabricante de un producto de la vida útil del mismo de modo que pierda funcionalidad, calidad o utilidad tras un periodo de tiempo determinado por motivos comerciales.
Si bien este hecho puede mantener girando la rueda de consumo que caracteriza a nuestra sociedad también supone un problema para nuestros bolsillos y para el medio ambiente. No obstante, la obsolescencia forma parte de nuestro sistema económico y nos afecta en todas las ramas de nuestra vida. ¿Sabríamos vivir sin la obsolescencia programada?
¿Vivir sin consumismo?
En Livermore, California, existe una bombilla que lleva encendida cerca de 110 años que puede verse mediante una webcam en internet. Curiosamente, en el tiempo que lleva emitiéndose la señal, la primera cámara dejó de funcionar a los tres años y debió ser sustituida.
Parece una metáfora sobre el interés de la humanidad por hacer productos cada vez menos duraderos y es que esta bombilla no es la única centenaria que sigue dando luz. Duele pensar la cantidad de bombillas que hemos cambiado en nuestra vida.
Imaginemos un mundo donde las bombillas no tuviesen que ser sustituidas al ritmo actual. ¿Qué pasaría con la producción y con los empleos derivados? ¿y con los precios?
La bombilla fue perfecta. Llegó un momento en el que la lucha entre empresas competidoras tocó techo y no se podían hacer bombillas más duraderas. Entonces los fabricantes se reunieron para programar meticulosamente la calidad de la misma para darle una duración determinada que permitiera mantener el negocio. No querían matar a la gallina de los huevos de oro y comenzaron una dinámica que formaría parte de la estrategia productiva del futuro.
Sin programar la obsolescencia la demanda sería muy baja y no se podría mantener el nivel actual de producción (oferta). ¿Por qué comprar bombillas si las mías duran 100 años?
Los fabricantes no podrían mantener plantillas numerosas para adecuar los gastos con los ingresos (demanda) y por otro lado los precios aumentarían para mantener la estructura de costes fija difícilmente soportado por las ventas. Los bajos beneficios no permitirían la existencia de un gran número de competidores y podría acabar en prácticas monopolísticas.
Además de los empleos directos también afectaría a puestos administrativos, comerciales, logísticos… y en cierto grado a otros niveles de consumo soportados por estos trabajadores.
Ahora extendamos esto a todos los productos/servicios y pensemos lo que pasaría si todos crearan productos con la máxima vida útil posible: ¿sería un mundo perfecto? Somos consumidores pero también trabajadores y personas sustentadas por el consumo. No sé si sería un mundo perfecto pero sin duda debería ser un mundo distinto.
Tenemos que concretar algo sobre la obsolescencia y es que no solo se basa en lo que tarda una bombilla en fundirse sino en el tiempo en que ésta queda anticuada. Compramos un ordenador y los fabricantes ya tienen la siguiente generación en el horno. La van descubriendo poco a poco creando productos complementarios no aptos para la generación anterior y dejándonos inmediatamente desfasados.
Cuanto más sencillo es el producto más posibilidades tiene de ser duradero pero para ello también tenemos la obsolescencia psicológica, es decir, hacernos pensar que lo que tenemos ya no vale. La moda es un buen ejemplo ya que hay pocas cosas cuya caducidad esté más basada en nuestra percepción.
No sabemos vivir sin una rueda de consumo en continuo movimiento y valoramos más los costes que la calidad. En un mundo donde los productos fueran perfectos nuestro nivel de gasto personal estaría más concentrado y limitado pero también lo estaría nuestro nivel de ingresos y la tasa de empleo tal y como los conocemos. El ritmo actual se refleja en China, que aún siendo un país comunista, tiene una economía basada en gran parte en principios consumistas que luego exportan a otras sociedades.
Para nosotros puede ser difícil imaginar un mundo distinto. Personalmente estoy tan involucrado en esta realidad que no puedo plantearme una sociedad basada en normas distintas aunque en el fondo lo desearía. Creo que a todos nos gustaría acabar con esa rueda incesante pero ya no sabemos funcionar sin ella.
Un problema para mi bolsillo
Imaginemos que hoy compro un pan, una camisa, un ordenador y un móvil. A parte de haber limpiado mi cuenta corriente pensemos ¿cuanto me durará cada producto? Bastante menos que hace unos años, eso seguro. Los fabricantes limitan la duración de los bienespara mantener su sistema y nos introducen en un ciclo de actualización que multiplica los gastos.
El móvil tendrá problemas de batería en un año y en dos posiblemente sea descontinuado, el ordenador probablemente ya esté desfasado y me dará problemas en dos años, cuando termine la garantía. Sobre la camiseta dependerá de donde la compre pero no sería extraño que en 4 meses tenga peor aspecto que algunas prendas de hace 10 años. Si el pan antes me duraba días ahora se me pone duro de la mañana a la noche si lo compro en una gran superficie.
A largo plazo mis gastos se replicarán ante la necesidad de cambiar mi vestuario, tener un ordenador que soporte el nuevo software que necesito para trabajar, disponer de un móvil cuya batería dure más de 3 horas… y me cuesta imaginar la cantidad de barras de pan que podría haberme ahorrado.
Más allá de los resultados que podrían derivarse de la inexistencia de la obsolescencia programada no cabe duda de que supone un gran agujero negro para nuestros bolsillos.
Un drama para el medio ambiente
Queremos que este gasto incesante sea lo menor posible mientras que a los productores les interesa ante todo que sea continuo y para ello programan la duración de los bienes. Esto solo puede lograrse pagando un alto precio indirecto. Por ejemplo: las medias son más baratas que antes pero duran menos al usar tejidos poco resistentes. Esto se traduce en una cantidad de residuos nada desdeñable.
El usar y tirar parece valernos mientras no nos llegue la basura a la puerta de nuestra casa. El problema es que el medio ambiente es el que paga las consecuencias y nosotros formamos parte de él. Es algo innegable. Todo esto tiene un precio más alto que el dinero que sale de nuestra cartera y parece a todas luces insostenible.
¿Un vicio que en realidad nos gusta?
Pese a todo parece que disfrutamos de la continua sustitución de nuestros bienes y estamos deseando que los productos queden obsoletos. Nos parece mal que programen su duración de forma consciente y que se nos ofrezca el futuro en pequeñas entregas. Sabemos que esto produce una replicación futura de nuestros gastos pero nos conformamos pues no podemos hacer nada.
Podría aconsejar comprar productos de calidad cuya duración sea mayor, y de hecho lo hago, pero creo que la gran mayoría acepta el juego de la obsolesencia programada: consumidores y fabricantes.
Pagamos bajos precios sabiendo que la duración será muy inferior a la habitual tiempos atrás pues nos gusta estar a la última sea cual sea el precio… eso parece. Creo que no sabemos vivir sin este sistema o lo que es más peligroso: no sabemos imaginar un mundo sin él.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Coca-Cola, la gran depredadora de Agua
Edmundo Fayanás Escuer
Rebelión.org
Coca Cola siempre ha sido presentada como uno de los iconos del poder norteamericano en el mundo. Esta multinacional es una de las menos respetuosas con el medio ambiente allí donde se instala. Sirva el dato, que hay más de 170 universidades, muchas de ellas norteamericanas que ponen trabas a la venta de sus productos, precisamente por estas malas prácticas ambientales. Universidades como la de Atlanta, Toronto, California, Berlín o las de Irlanda han expulsado a Coca Cola de sus campus
La compañía Coca Cola es la empresa de bebidas más grande del mundo, según sus propias palabras, en el año 2004, utilizó 283.000 millones de litros de agua. Esa cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o dar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente de agua potable en el mundo.
Como vemos, los productos de Coca Cola están siendo cuestionados por los consumidores en todo el mundo. Estos productos contribuyen de manera importante al desarrollo de graves problemas sanitarios, incluyendo obesidad, diabetes y problemas dentales por lo que se están produciendo campañas para eliminar estos productos de escuelas e institutos.
La marca Coca Cola, lo mismo que Pepsi Cola, están sistemáticamente envueltas tanto en problemas medio ambientales como sanitarios. Veamos algunos casos.
En la India, los plaguicidas en las bebidas gaseosas son un caso típico de doble rasero sanitario. Uno válido para americanos y europeos y otro para los hindúes. Los productos de Coca Cola fabricados en este país nunca pueden ser vendidos en los mercados de la Unión Europea o de los Estados Unidos. En el año 2005, se han rechazado sistemáticamente los envíos de esta marca, fabricados en India por considerar que no son seguros sanitariamente.
Un sector de la población muy importante de la India se está oponiendo a Coca Cola por el abuso que hace de sus recursos hídricos. Sus empresas hacen un uso abusivo tanto en cantidad como en calidad de los recursos del agua subterránea en un país donde muchas comunidades aún no tienen acceso al agua. Este abuso provoca un gran descenso en el nivel de las aguas subterráneas, lo cual deja sin agua a decenas de miles de personas.
Mientras que Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, en la India usa 4 litros de agua, con lo cual, tres litros de agua es contaminada y devuelta sin ninguna depuración siendo descargada en los campos vecinos, contaminado así los suelos y las aguas subterráneas
En el estado hindú de Kerala la gente está muy preocupada porque Coca Cola toman agua de sus acuíferos usándola para sus fábricas lo que provocan una severa escasez en las granjas y en los centros urbanos de la zona.
Los análisis químicos realizados, confirman que en la India los productos de esta marca presentan altos porcentajes de pesticidas, especialmente DDT, en proporciones treinta veces superiores que las permitidas por las autoridades norteamericanas y europeas.
En estos tiempos de la globalización, las normas también deben de ser globalizadas. La responsabilidad la tienen las multinacionales de proveer productos que sean seguros para los consumidores. Si un producto no es seguro para los norteamericanos y europeos, tampoco debe serlo para los demás seres humanos
Coca Cola tiene la obligación de liberar de contaminantes sus materias primas antes de introducirlas en el mercado. Resulta chocante que estas multinacionales aboguen por reglas comerciales globales e inversiones corporativas, pero cuando se les cuestiona su mal proceder invocan inmediatamente las leyes locales o nacionales. Coca Cola no paga el agua que usa en India, utilizando diariamente millones de litros. Desde 1998, la fábrica de Coca Cola en Plachimana (India) contamina las tierras, el agua y el aire de la zona, y el número de enfermedades aumenta, sobre todo las cutáneas. Además seca los pozos. A partir de marzo de 2004, esta fábrica ha sido cerrada al impedirle el uso de los recursos hídricos subterráneos que son propiedad comunitaria
Coca Cola también tiene problemas en México, donde explotan de forma muy irracional el acuífero más rico existente en la zona de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas. A lo largo del año 2000, se hacen análisis de las aguas utilizadas para sus procesos industriales, resulta que éstas contienen más del doble del plomo permitido por las autoridades.
Podemos tener la impresión de que europeos y norteamericanos estamos a salvo de estas malas prácticas de Coca Cola, pero esto no es así.
Coca Cola lanzó para el mercado británico la marca de agua embotellada DASANI, en el año 2004, al precio de 1,4 euros el medio litro de agua. Es presentada como agua natural pura, en una botella de plástico azul. Esta agua embotellada es el mismo agua que ofrece la cañería de agua corriente en Londres de la compañía THAMES WATER, con un costo de 0.004 euros el medio litro, mientras que la misma agua es cobrada por Coca Cola a 1,4 euros, con lo que el negocio y la desvergüenza es absoluta. Al agua de la cañería se le añadía bromato para darle sabor. El bromato es un producto cancerígeno y presentaba el doble de lo permitido legalmente por lo que tuvo que retirar todas las botellas. La noticia provocó en Gran Bretaña un impacto social y mediático sorprendente.
En Polonia, el mal lavado de los recipientes produce moho y hongos en la marca de agua embotellada Bon Aqua, filial de Coca Cola. En el año 2003, Panamá sanciona con 300.000 dólares a esta multinacional por contaminar con colorantes el río Matasnillo, la bahía de Panamá y el ecosistema de la ciudad. En el año 1991, un tribunal colombiano demuestra que Coca Cola vendió sus bebidas contaminadas.
Bélgica, Holanda y Luxemburgo, en el año 1999, retiran sus productos del mercado por estar contaminados por moho, dióxido de carbono y otras formas de contaminación bacteriana, puesto que habían enfermado más de doscientas personas. Sus productos contienen un exceso de dióxido de carbono en las botellas, así como raticidas en los palets para el transporte de sus latas.
En el mismo año, Francia suspende la comercialización de algunos productos de Coca Cola, debido a la existencia de raticidas en sus productos, porque los médicos descubren en intoxicados, por esta marca, una destrucción de glóbulos rojos en la sangre, que ocasiona anemia, insuficiencia renal y en casos extremos hasta la muerte.
En los países desarrollados, Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, pero a este despilfarro hídrico hay que añadirle que el agua que se necesita para obtener el azúcar que emplea en un litro de Coca Cola que varía entre los 175-200 litros, como afirma Jason Clay de WWF ¿Cabe mayor despilfarro hídrico?
Coca Cola es una de las principales multinacionales del mundo y su poder es inmenso. Sistemáticamente consigue acallar o minimizar sus prácticas hídricas y sus problemas sanitarios. Poderoso caballero es don dinero, donde los medios de comunicación viven fuertemente de la publicidad. Este es un medio de presión impresionante.
¿Qué debemos exigir a Coca Cola y otras multinacionales de refrescos con prácticas similares?
En primer lugar, que sea respetuosa con el medio ambiente, depurando al máximo sus desechos y que sus necesidades de agua no conlleven problemas de escasez hídrica y sanitarios a las poblaciones cercanas a sus factorías.
En segundo lugar, que sus estándares de calidad, ya sean sanitarios o de otro tipo sean globales y por otro lado que cumplan las máximas garantías para la salud.
Algunas de sus prácticas empresariales son también escandalosas. Sus productos contienen transgénicos. Financio la campaña del republicano George Bush con más de 600.000 dólares. Se nueve en paraísos fiscales (Barhein, islas Caiman……) para evitar pagar impuestos. Se opuso al tratado de KYOTO y actúa con grupos de presión en la FAO y la Organización Mundial de Salud para que no le creen problemas
Por último, ante los abundantes casos de malas prácticas hídricas y sanitarias que han estado desarrollando, estas deben desaparecer y que dedique una parte de sus abundantes beneficios (22.000 millones de dólares) sean inviertan a través de organismos internacionales de la ONU en solucionar los problemas de agua que sufre el mundo y que se prevén que aumentarán y sino hacen esto, debemos acabar con este tipo de multinacionales.
Rebelión.org
Coca Cola siempre ha sido presentada como uno de los iconos del poder norteamericano en el mundo. Esta multinacional es una de las menos respetuosas con el medio ambiente allí donde se instala. Sirva el dato, que hay más de 170 universidades, muchas de ellas norteamericanas que ponen trabas a la venta de sus productos, precisamente por estas malas prácticas ambientales. Universidades como la de Atlanta, Toronto, California, Berlín o las de Irlanda han expulsado a Coca Cola de sus campus
La compañía Coca Cola es la empresa de bebidas más grande del mundo, según sus propias palabras, en el año 2004, utilizó 283.000 millones de litros de agua. Esa cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o dar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente de agua potable en el mundo.
Como vemos, los productos de Coca Cola están siendo cuestionados por los consumidores en todo el mundo. Estos productos contribuyen de manera importante al desarrollo de graves problemas sanitarios, incluyendo obesidad, diabetes y problemas dentales por lo que se están produciendo campañas para eliminar estos productos de escuelas e institutos.
La marca Coca Cola, lo mismo que Pepsi Cola, están sistemáticamente envueltas tanto en problemas medio ambientales como sanitarios. Veamos algunos casos.
En la India, los plaguicidas en las bebidas gaseosas son un caso típico de doble rasero sanitario. Uno válido para americanos y europeos y otro para los hindúes. Los productos de Coca Cola fabricados en este país nunca pueden ser vendidos en los mercados de la Unión Europea o de los Estados Unidos. En el año 2005, se han rechazado sistemáticamente los envíos de esta marca, fabricados en India por considerar que no son seguros sanitariamente.
Un sector de la población muy importante de la India se está oponiendo a Coca Cola por el abuso que hace de sus recursos hídricos. Sus empresas hacen un uso abusivo tanto en cantidad como en calidad de los recursos del agua subterránea en un país donde muchas comunidades aún no tienen acceso al agua. Este abuso provoca un gran descenso en el nivel de las aguas subterráneas, lo cual deja sin agua a decenas de miles de personas.
Mientras que Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, en la India usa 4 litros de agua, con lo cual, tres litros de agua es contaminada y devuelta sin ninguna depuración siendo descargada en los campos vecinos, contaminado así los suelos y las aguas subterráneas
En el estado hindú de Kerala la gente está muy preocupada porque Coca Cola toman agua de sus acuíferos usándola para sus fábricas lo que provocan una severa escasez en las granjas y en los centros urbanos de la zona.
Los análisis químicos realizados, confirman que en la India los productos de esta marca presentan altos porcentajes de pesticidas, especialmente DDT, en proporciones treinta veces superiores que las permitidas por las autoridades norteamericanas y europeas.
En estos tiempos de la globalización, las normas también deben de ser globalizadas. La responsabilidad la tienen las multinacionales de proveer productos que sean seguros para los consumidores. Si un producto no es seguro para los norteamericanos y europeos, tampoco debe serlo para los demás seres humanos
Coca Cola tiene la obligación de liberar de contaminantes sus materias primas antes de introducirlas en el mercado. Resulta chocante que estas multinacionales aboguen por reglas comerciales globales e inversiones corporativas, pero cuando se les cuestiona su mal proceder invocan inmediatamente las leyes locales o nacionales. Coca Cola no paga el agua que usa en India, utilizando diariamente millones de litros. Desde 1998, la fábrica de Coca Cola en Plachimana (India) contamina las tierras, el agua y el aire de la zona, y el número de enfermedades aumenta, sobre todo las cutáneas. Además seca los pozos. A partir de marzo de 2004, esta fábrica ha sido cerrada al impedirle el uso de los recursos hídricos subterráneos que son propiedad comunitaria
Coca Cola también tiene problemas en México, donde explotan de forma muy irracional el acuífero más rico existente en la zona de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas. A lo largo del año 2000, se hacen análisis de las aguas utilizadas para sus procesos industriales, resulta que éstas contienen más del doble del plomo permitido por las autoridades.
Podemos tener la impresión de que europeos y norteamericanos estamos a salvo de estas malas prácticas de Coca Cola, pero esto no es así.
Coca Cola lanzó para el mercado británico la marca de agua embotellada DASANI, en el año 2004, al precio de 1,4 euros el medio litro de agua. Es presentada como agua natural pura, en una botella de plástico azul. Esta agua embotellada es el mismo agua que ofrece la cañería de agua corriente en Londres de la compañía THAMES WATER, con un costo de 0.004 euros el medio litro, mientras que la misma agua es cobrada por Coca Cola a 1,4 euros, con lo que el negocio y la desvergüenza es absoluta. Al agua de la cañería se le añadía bromato para darle sabor. El bromato es un producto cancerígeno y presentaba el doble de lo permitido legalmente por lo que tuvo que retirar todas las botellas. La noticia provocó en Gran Bretaña un impacto social y mediático sorprendente.
En Polonia, el mal lavado de los recipientes produce moho y hongos en la marca de agua embotellada Bon Aqua, filial de Coca Cola. En el año 2003, Panamá sanciona con 300.000 dólares a esta multinacional por contaminar con colorantes el río Matasnillo, la bahía de Panamá y el ecosistema de la ciudad. En el año 1991, un tribunal colombiano demuestra que Coca Cola vendió sus bebidas contaminadas.
Bélgica, Holanda y Luxemburgo, en el año 1999, retiran sus productos del mercado por estar contaminados por moho, dióxido de carbono y otras formas de contaminación bacteriana, puesto que habían enfermado más de doscientas personas. Sus productos contienen un exceso de dióxido de carbono en las botellas, así como raticidas en los palets para el transporte de sus latas.
En el mismo año, Francia suspende la comercialización de algunos productos de Coca Cola, debido a la existencia de raticidas en sus productos, porque los médicos descubren en intoxicados, por esta marca, una destrucción de glóbulos rojos en la sangre, que ocasiona anemia, insuficiencia renal y en casos extremos hasta la muerte.
En los países desarrollados, Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, pero a este despilfarro hídrico hay que añadirle que el agua que se necesita para obtener el azúcar que emplea en un litro de Coca Cola que varía entre los 175-200 litros, como afirma Jason Clay de WWF ¿Cabe mayor despilfarro hídrico?
Coca Cola es una de las principales multinacionales del mundo y su poder es inmenso. Sistemáticamente consigue acallar o minimizar sus prácticas hídricas y sus problemas sanitarios. Poderoso caballero es don dinero, donde los medios de comunicación viven fuertemente de la publicidad. Este es un medio de presión impresionante.
¿Qué debemos exigir a Coca Cola y otras multinacionales de refrescos con prácticas similares?
En primer lugar, que sea respetuosa con el medio ambiente, depurando al máximo sus desechos y que sus necesidades de agua no conlleven problemas de escasez hídrica y sanitarios a las poblaciones cercanas a sus factorías.
En segundo lugar, que sus estándares de calidad, ya sean sanitarios o de otro tipo sean globales y por otro lado que cumplan las máximas garantías para la salud.
Algunas de sus prácticas empresariales son también escandalosas. Sus productos contienen transgénicos. Financio la campaña del republicano George Bush con más de 600.000 dólares. Se nueve en paraísos fiscales (Barhein, islas Caiman……) para evitar pagar impuestos. Se opuso al tratado de KYOTO y actúa con grupos de presión en la FAO y la Organización Mundial de Salud para que no le creen problemas
Por último, ante los abundantes casos de malas prácticas hídricas y sanitarias que han estado desarrollando, estas deben desaparecer y que dedique una parte de sus abundantes beneficios (22.000 millones de dólares) sean inviertan a través de organismos internacionales de la ONU en solucionar los problemas de agua que sufre el mundo y que se prevén que aumentarán y sino hacen esto, debemos acabar con este tipo de multinacionales.
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